martes, octubre 31, 2006

Marea


Artista: Marea
Album: La patera
Canción: Marea


Cuantas veces me habré preguntao,
¿qué es lo que se desata detrás de su cara?,
si tu supieras, si yo te dijera, si yo te contara...
la enlazaron y se ha desatao y ondea por la acera
el vuelo de su falda, es su bandera,
es donde guarda,
su nombre se llama marea,
y estaba tan solita que me fui pallí,
¿quieres hablar conmigo?,
¡pues claro que sí!,
su soledad es una vieja enjuta
rodeá de hijos de puta que se ríen de
ella pues todos quisieran ser como marea,
y cuentan que un verano voló
y se dejó el corazón debajo de la cama,
que le dijo que no volvería,
que no la esperara,
quién le iba a decir
que al final iba a unir su tripa
con la mía, con un poeta de cañerías,
poeta de mierda, de manos vacías,
que necesita a alguien cuando
va a caer,
que borra las fronteras con solo sus piés,
dame fuerte en la entrepierna,
no me dejes que me duerma,
que esta noche me las piro a
enseñarle los dientes al mundo contigo.

jueves, octubre 26, 2006

Dime qué quieres




Dime que quieres verme
y seré la imagen
grabada en tu espejo.

Dime que quieres oírme
y seré la voz
en tus sueños.

martes, octubre 24, 2006

Deja que lama las heridas




¿Dejas que mis aguas laman tus heridas?

Prometí no esperarte, amenacé con desparecer de tu vida. No estaría aquí a tu regreso y jamás me encontrarías.

Si querías encontrarte no tenías por qué ir a buscarme. Yo te tenía. Y ahora vuelves, cansado, y sólo a tu regreso, sólo al vernos, sólo cuando has podido sentarte, me miras .

Tu reflejo ahora ves en el agua y descubres que tú soy yo. Tu mirada en la mía.

Deja que sea yo quien se lama las heridas.

Descansa ahora en mi orilla.

viernes, octubre 20, 2006

Feng Shui


Comparto con ustedes mi consternación sobre la complicación de aplicar las creencias milenarias al tiempo presente:

La búsqueda del ser humano de otras realidades, de signos y mensajes de la vida, ocultos o visibles para unos pocos, a través de la Naturaleza o cualquiera de sus elementos o incluso de otros seres vivos ya sean animales o plantas, ha sido una constante en la humanidad... pues bien, como humana ando yo buscando eso mismo en los libros y les cuento, he estado leyendo uno que cayó en mis manos titulado “168 trucos del Feng Shui” y aún admitiendo que semejante título bien pudiera parecer un libro de cocina (¿conocen aquel titulado de 1.080 recetas?) bien distinto es el contenido (tal vez no tanto) destinado a los “secretos para ordenar tu casa y mejorar tu vida” ... en lo que a mí respecta habría que darle la vuelta a esta frase.

Así que, con esta extraña manía que me ha dado por “picotear” los libros, empecé sin dejarme apabullar ante el número de trucos numerados que amenazaban con llegara hasta la insignificante cifra de 168.

Sólo voy a decir que aún no he terminado el libro por lo que pudiera ser que existiera la posibilidad de encontrarme con un cambio inesperado en mi vida (en el caso de que siguiese alguno de los consejos), pero hasta que esto se produzca, estas son mis opiniones respecto a los primeros 9 trucos... insisto que me consta poder estar dando una conclusión precipitada porque no he llegado ni a 1/5 del libro, pero es que creo que he tenido suficiente:

- Para encontrar el Chi: “estira los brazos hasta que queden verticales mirando al sol con las palmas hacia arriba y aguanta unos minutos, luego ponte de puntillas y sigue con el ejercicio”.

Ya me resulta complicado buscar algo que no creía haber perdido porque no lo he visto nunca. Lo que tengo claro que sí que iba a encontrar es con la una olvidada sensación de unos brazos y manos dormidas y, por lo visto eso es el Chi aquí vulgarmente conocido por “agujetas”.

- Elementos que crean Chi Yin o energía negativa: “los periódicos acumulados” y “plantas moribundas”. En mi casa lo llevan claro si contamos con todas las estanterías a rebosar de libros... Habría que hacer limpieza general, eso dice el libro, pero desde luego, yo no pienso tirar ni uno de los atesorados durante años y si Yin se viene a vivir con nosotros lo pondré encima del tomo de los 168 trucos, que creo que hay un hueco.

- Eliminación del Chi Yin (energía negativa): “limpiar polvo y eliminar suciedad”...( empiezo a pensar si no será el Chi Yin una forma de denominar a los ácaros en chino).

- Creación de la energía Yan: “baños de sol” (esta parte me gusta, luego pienso ¿en invierno valdrán los UVA?) PERO ha de ser de forma indirecta, desde un rincón y entre las mejores horas están las del Dragón ( de 7 a 9 am) y las de la Serpiente (mi signo, de 9 a 11 am).

Esto me hace pensar nuevamente: imagínense la cara de los vecinos si le pillan a uno escondido en el parque a las 9 de la mañana detrás de un árbol, como mínimo nos encontrarán con un comportamiento muy sospechoso.

- Parece ser una señal muy prometedora el que entre una rana en casa... (¿????????). Supongo que esto será para quien viva cerca de un pantano y bueno, qué decir en mi caso, si tengo bastante con recordar la que monté cuando entró la cría de lagarto, no me quiero ni imaginar un sapo, aún lleve un certificado de garantía y autenticidad principesca.

- Si no hay brisa, no es un buen día para hacer limpieza general. Ya me dirán ustedes, pendientes del parte meteorológico para hacer limpieza.

- Si se produce la caída de la hoja, pues es un buen momento para hacer limpieza (ahora sí, ¿eh?, como que va a estar uno sin poder dar un paso y almacenando las hojas en casa).

- Se inquiere la eliminación de los objetos de los pasillos ya que obstaculizan el paso de las energías que han de fluir.... esto sugiere otra limpieza del pasillo. Vamos, que se pasa uno todo el día limpiando para encontrar el Chi y que fluya con el resto de las energías y encima Yang lo ponga todo perdido.

- Si entran en casa hormigas en fila, es también una buena señal, eso sí, mejor si son negras que rojas, claro que eso lo saben hasta los niños de dos años, las rojas son las del demonio y además ... ¿¿¡¡para qué se pasa el día uno limpiando si no hace más que entrar bichos!!!?? (a lo mejor son para dar de comer al sapo). ..... Y así, unos cien trucos más.

Total que he descubierto que mi casa es el anticristo del Feng Shui.

He de admitir, que presté especial atención al capítulo que habla de “los dragones” porque me acaban de regalar uno. Para describirlo apropiadamente diré que es un joven dragón que está tumbado sobre lo que representa la riqueza (vamos, un rollo dragón- efigie sobre un montón de monedas). Se supone que éste atrae las riquezas y buena fortuna.

El que me obsequiaron lleva incorporado un cascabel por cesión de la persona que me lo regaló y la explicación de esto es bien sencilla: si creo que se queda dormido, he de zarandearle el cascabel para despertarlo y que afloje la pasta.

Y vaya que si lo voy a zarandear y que necesita espacio (bien complicado esto) pues espacio que le busco, que tiene que mirar hacia la ventana, pues allá que mira, que hay que tocarle el cascabel.. pues se lo toco.

Todo sea por organizar mi vida y mejorar mi casa, ¿por organizar mi casa y mejorar mi vida?, ¿por organizar la vida de todos en mi casa?.. voy a ver si localizo a algún Maestro del Feng Shui para que me lo aclare, claro que a lo mejor es un D.J. que me la va a organizar en casa invitando a todos.. Les seguiré informando.

(Ahora en serio, voy a seguir leyendo el libro, el Feng Shui es un tema que considero muy interesante y me gustaría comentar este tema con propiedad y en condiciones ;) ).

lunes, octubre 16, 2006

No es oro todo lo que reluce


"No es oro todo lo que reluce ni toda la gente errante anda perdida".

Habiéronse conocido en un pacífico jardín en el que ella se dejaba adormecer por las cálidas caricias del sol. Había tenido una extenuante jornada, pero había conseguido avanzar el día hasta su rincón favorito, en el que nadie la solía molestar.

Era alma solitaria henchida de autosuficiencia y como tal, disfrutaba de su silencio y se deleitaba en su propio pensamiento.

Ete aquí que un zalamero personaje paseaba algo asustado por ese mismo jardín al que había accedido siguiendo a un juguetón ratoncillo. Las sombras que se entreveían por arte del sol, absurdamente se le antojaban amenazantes y entonces la vio a ella, hermosa, con la piel rociada de la aquellos cálidos colores expuesta ante aquel sol. Desbordaban confianza y paz a través de sus poros.

Él, se acercó sigilosamente y cambió el calor de los rayos del sol por el de sus manos. Ella se giró bruscamente para imperar sobre el osado, pero al verle se quedó deslumbrada con la imagen de esa silueta entonces dorada.

Muchos días fueron los que compartieron e incluso noches cálidas, porque él de alguna extraña forma se había teñido de todo ese calor que estaba en esa tarde estaba destinado a ella.

Pero pronto empezó a apagarse su brillo prestado y cada vez que ella lo miraba empezaba a ver el lado oscuro que iba surgiendo desde dentro de sí mismo. Como ya no brillaba, intentó oscurecerla también ella con sucias artimañas por las que intentaba hundirla en las tinieblas.

Sin entender muy bien por qué recibía aquellos manchones un día observó que él se apagaba y al abrazarle, un rastrojo de tintura quedó impregnado en sus brazos.

Cuanto más brillaba ella más se descubría lo artificial del color de él hasta tal punto que ella misma intentó apagarse pensando que así ensalzaría el brillo de su amado pero no fue así.

Empezó ella entonces a recoger sus propias virutas doradas que le espolvoreaba a él por encima cuando dormía para que cada mañana se viese emitiendo aquella luz tan enorme que a ella misma la había deslumbrado.

Pero resultó que cuando se veía con algo más de reflejos dorados se crecía de tal forma que incluso empezó a considerarla indigna de compartir la misma estancia que él.

A ella se le hacía insoportable el aguantar y morderse los labios para gritarle que todo su brillo le había sido entregado por amor. Y cuanto mayor era el sacrificio de ella más relucientes eran las capas que aparecían bajo el raspado.

Hasta que no se pudo ocultar más la verdad. Una noche él se despertó por un brillo cegador y la vio llorando desconsolada a los pies de la cama, intentando desesperada rasparse el brillo para crear la tintura de cada noche para echársela él, pero bajo cada raspado dejaba una capa cada vez más brillante.

Lo entendió todo y fue esta vez cuando él quiso abrazarla, que le dio un abrazo al aire porque ella era ya un haz de luz que ascendía hasta la estrella más cercana. Esa noche, una nueva estrella errante alumbró el firmamento.

martes, octubre 10, 2006

Camino a Valparaíso


Subíamos al tren y hacía un calor húmedo, agobiante. Íbamos todos de viaje. La verdad es que más que un tren de pasajeros parecía uno de transporte de ganado. Dejamos las puertas abiertas para que entrase algo de aire, denso.

No llevábamos más que un mínimo equipaje y billete en mano, de allí llegaríamos a nuestro destino, Valparaíso.

Tras la confusión inicial pude reconocer a algunos amigos entre la muchedumbre. Conseguimos de pie un sitio en el que permanecimos asiendo las barras que se sujetaban al suelo unos, otros las que atravesaban el techo en cada uno de los vagones.

Fue entonces cuando a un salto por el traqueteo del tren que hizo resbalar a quien estaba a mi lado como si de un pedazo de carne colgado se tratase y, al empujarme, hizo que mi bolso saliese disparado ante mi estupor. La imagen de mi bolso que era abandonado en un lateral de la vía mientras el tren avanzaba incansable, quedó momentáneamente congelada en mi mente.

Mi primera reacción fue saltar a buscarlo, pero podía hacerme daño con la caída encima de esas piedras de granito que señalaban, con cada traviesa de madera el camino de esa vía férrea.

¿Qué estúpido error había permitido que lo soltara?. Cuando miré a mi alrededor recibí la terrible sorpresa de ver que mi acompañante ya no estaba. El tren avanzaba impertérrito ante mi estupor. No fui capaz de hacer nada.

Recorrimos caminos inhóspitos, desérticos parajes, poblados que parecían abandonados hasta que una mirada desterrada llamaba mi atención advirtiéndome que esos caminos estaban rebosantes de personas que nunca tuvieron la oportunidad de hacer ese viaje. Observaba que estaban hacinados, como sobras de lo que pudieron haber sido. Parecía que ni tan siquiera estaban.

La desolación se apoderó de mi alma. El miedo de no saber hacia dónde iba ni conocer a ninguna de las personas que me rodeaban.

Me sentía sola en aquel vagón atestado. Al intentar explicarle al maquinista lo ocurrido, este me dijo que lo sentía mucho que él estaba deseando llegar a su ya último destino. El agotamiento se reflejaba en su cara.

Llegamos a la estación bien distante de la imagen que yo imaginara, enorme y como única luz, la que entraba a través de la arcada del túnel de entrada. La gente bajaba decidida y nuevamente mucha gente subía al tren para volver a hacer el mismo camino que esta vez comenzaba en el que para mí era el lugar de llegada.

No podía bajar, llevaba un único billete de un trayecto y si bajaba no tendría con qué comprar otro nuevo. No podría pagar ninguna alojamiento, ningún alimento. No sabía dónde me encontraba.

Un solo trayecto, un único tren por una única vía. Había cogido el tren y era como si lo hubiese perdido.

El pánico al encontrarme en un lugar desconocido hizo que mi mano aferrase el billete mientras lloraba desconsolada. Decidí no bajarme, no era mi momento ni era mi tiempo.

Entre los nuevos pasajeros, que subían felices, excitados ante el nuevo viaje, se encontraba una mujer, con la que se me antojó ser una cálida mirada. A mí me pareció que aquella exaltación tan solo podía ser porque desconocían el camino que habríamos de recorrer, aquellos desolados paisajes que atravesaríamos ante aquellos extraños habitantes de la nada.

Esa mujer fue la única persona amable, me dijo que no soltase aquel billete, era garantía de mi derecho a estar en aquel vagón. Dime tu nombre, dijo, y en ese momento despierto. Sin su nombre, en el hospital, me dicen que estuve tiempo dormida, que pensaban que no volvía de aquel viaje. Pero aquí estoy, me colé en viaje de vuelta. Soy polizón de mi vida y guardo el billete, para no olvidarlo.

viernes, octubre 06, 2006

El desprecio


Lo confieso.

He visto cada uno de tus movimientos. Primero con interés, curiosidad que transformose en pasmosa indiferencia, en tu mundo pareces creer que te sigues moviendo. Miro de soslayo, porque la verdad es que no quiero perderte de vista por algún resquicio que quedó de eso que fueron masoquistas encuentros.

Estoy firmemente convencida, es sólo cuestión de tiempo. Si no tuviese una intuición felina, si tus actos no me lo hubiesen confirmado, hasta habría dudado, pero estoy afianzada en la idea de que habrá una caída directa hacia tu propio elemento. Es una afirmación de tu destino, no es tan siquiera un deseo.

Lo digo como lo pienso.

Me resulta a veces particularmente insultante que confundas mis sarcásticas miradas, con profuso interés que no siento. Tal vez hubo un tiempo que hasta me hacía gracia tu canallesca altanería que ahora veo como bufonada para gala acicalada y lista para el paseo.

Tu misticismo elaborado. Tu acción premeditada. Esa mezquina actitud propia de un necio que se cree con algún talento, que no atiende más que asus ideas insustanciales que salen en séquito. Argucias compuestas con lamentables fundamentos.

Esa comitiva aduladora, esas hordas que esperan ansiosas órdenes para un nuevo ataque en otro frente de tu errada y particular batalla, no sé qué se estarán creyendo. Luchas equivocadas en las que recibirás un golpe certero. Entonces te darás cuenta desde hace cuanto tiempo llevas cayendo. En realidad, no creo que nunca hayas conseguido alzar el vuelo.

Oiré el lamento.

Soy voayeaur de tus estúpidos juegos. Si crees que las madejas de tu mente tejo, te comento: no hago malabares, no me convencen esos juegos. Irónicamente te observo. Cuídate del fuego. No te equivoques, si te advierto, es sólo por aburrimiento.

Tus compuestas artimañas ofenden mi intelecto, pero tampoco creas que le concedo alguna importancia al hecho.

Sólo me entretengo.

martes, octubre 03, 2006

Liberación


Historia real de "Atrapada" o cómo liberé dos vidas. ..

Desde hace años tengo dos lagartos en la terraza, he visto como han ido creciendo (y mucho) hasta como se han reproducido (en los últimos tres años llevan un pleno al 3). Total que un buen amigo cuando los vió, me comunicó, como otorgado por un título de biología que yo desconocía hubiese adquirido, aunque me da que tenía más que ver con los scout, el ser una especie en peligro de extinción (¿????... aceptamos barco).

Un cristal ha separado nuestros mundos durante todo este tiempo. Permitiéndome observarles a contraluz (realmente han crecido) y a ellos disfrutar de platos prácticamente en mesa porque están el jardín.

Por mi parte he de reconocer que el trabajo para su mantenimiento ha sido nulo y además no recuerdo haber vuelto a ver ninguna de esas arañas que parecían haber mutado en ratas, por pelo y tamaño adquiridos, tras un escape radiactivo (ahora entenderán lo que han crecido mis lagartos, hasta llegar a adquirir el tamaño propio de cierto Dragón de Komodo).

Como en todas las culturas y en todas las civilizaciones, una de las crías decidió intentar averiguar qué hay más allá de aquel cristal divisiorio con tan mala suerte que apeció en mi cocina. Terrible pensar que uno tiene algo vivo en la cocina.

He estado tres días sin entrar. Cuando recapacité sobre lo absurdo de la situación decidí que no podía continuar con aquello. El espachurrarle siendo nada más que un bebé y más aún conociendo hasta a sus padres me daba un bajón terrible y más trabajo aún me cuesta el imaginarme espachurrar a algún ser vertebrado .. excepto a alguno que yo me sé.

Durante ese tiempo estuve pensando en alguna solución más aún cuando me lo encontré por el pasillo una noche al volver a casa y, aunque yo llegaba algo tocada y no tenía claro si es que me iba a pedir explicaciones por la hora de llegada o si había acampado a sus anchas y andaba con cerveza en mano y en mi sillón viendo la tele, decidí que debía de tomar medidas drásticas.

Cuando la mudanza a otro apartamento tuve que descartarla, ví como única opción capturarlo.

Me armé con unos guantes de cocina, un taper y un catálogo de compras (armas que podrían resultar femeninas donde las haya, según absurdas costumbres sociales). Lo cacé con el taper, le puse el catálgo como tapa y con los guantes me aseguré que no me tocase si escapaba, lo solté por la terraza junto a aquella sombra que veía al trasluz y cerré la ventana.

Y ahora se me ha ocurrido pensar que tal vez no fuese su madre o peor aún tal vez lo sea y si así fuese, si tendrán la misma costumbre que los cocodrilos de comerse a sus crías ¿le habré entregado directamente a una muerte segura?.

He liberado dos vidas, la suya y la mía que estaba empezando a estar condicionada. Ahora entiendo por qué los dioses nos echaron del Olimpo y por qué dejaron de preocuparse sobre dónde nos soltaban.

Fdo.: La Nueva Libertaria.

(Omití contarles el detalle de que también me enfundé dos originales zuecos para estar bien separada del suelo por si la operación fracasaba. Lo de originales no lo digo por el diseño -que también- si no porque son originalmente suecos).