- Muchas noches salían a la terraza a estrecharse entre los brazos del otro bajo un cielo aunque oscuro, para ellos cálido.
Una de esas noches, vio unos ojos que la miraban inmersos en la oscuridad. Aquellos ojos la sumerjieron en un insomnio intenso.
Se levantó en las oscuridad y a esos ojos les acompañó una voz que le pedía le dejase entrar, “sólo quiero jugar”. Accedió y abrió la puerta de corredera de cristal que daba acceso a la terraza. Miró a su espalda y le vió durmiendo.
Al día siguiente sólo podía recordar que no había dormido nada.
La siguiente noche escuchó la misma voz que le preguntaba si les dejaría entrar otra vez, en esa ocasión no había nadie y cuando abrió se sorprendió al reconocer a aquel que le esperaba.
La última noche era ella quien anhelante esperaba, al abrir la puerta dos enormes gatos salieron de esa habitación, había caído en la maldición del gato por el que ella se convirtió en un gato castrado, él en una gata en celo y dos gatos ocuparon su lugar en su cama.
Silba en el viento dentro de mí. Estoy desnuda. Dueña de nada, dueña de nadie, ni siquiera dueña de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara. (Galeano)
jueves, septiembre 14, 2006
La maldición del gato
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4 comentarios:
Me encantan las historias de gatos.
Desde pequeña he tenido predilección por este independiente animal, llegando a tener hasta cuatro en casa.
Por desgracia tuve que buscarles otro hogar por problemas de alergia a su pelo.
Me consuela el hecho de que al salir a la calle, no hay día que no me siga alguno, supongo que saben lo que siento hacia ellos : Fascinación.
Saludos
*Querida MDM, compartimos adoraciones, puesto que la mía por los gatos hasta fue motivo de preocupación familiar, ya que cuando contaba con corta edad, durante algún tiempo me dediqué a la "adopción ilegal de gatitos" y digo ilegal porque lo era sin el beneplácito paternal (de los míos, que no del de los felinos).
Alego en mi defensa que siempre les buscaba un lugar de acogida apropiado y que esta costumbre llegó a su fin hace también algún tiempo. Sabe? Durante algún tiempo también me seguían e incluso llegué a tener apostado en mi ventana y de forma inexplicable, un gato enorme rojo (color canela, según lo literario de la descripción).. ;)
Oleadas de besos
Muy a la Gregorio Samsa, pero con un toque felino... Excelente!!!
ronroneos kafkianos
*Querido minino, me alegra que le haya gustado.
Es curioso, es la segunda vez en esta semana que me asocian al personaje que usted cita... pero en mi caso, no era más que un sueño....
Oleadas de ronroneos.
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