sábado, septiembre 16, 2006

Telerrealidad


Increíble esta ya de por sí inconcebible y equivocadamente denominada “cultura televisiva”. Sé lo que piensan, que cómo es posible que todavía tenga esperanzas en que un día me sorprenda encontrando como por casualidad, algún documental, programa, serie, anuncio... en esos televisores que tal vez sirvan para algo más que ponerle un cactus encima que absorba las radiaciones (leyenda urbana donde las haya: asesina un cactus y estarás salvado de radiaciones malévolas... de las del móvil ni se habla), aunque como ahora son planas, tan planísimas que ni en un anuncio de salva slip, no se les puede “plantar” ni el cactus.

A lo que iba, sé que no merece la pena ni mencionarlo, pero lo voy a hacer en cualquier caso, aún a sabiendas de ser un tema más que trillado en innumerables ocasiones.

Ete aquí, la aparición de los “reality shows”, cuya traducción también raya el absurdo, que viene probablemente motivada porque un par de tipejos, probablemente hartos de sustancias psicotrópicas (me viene a la cabeza el Gran Lebowski, no pregunten por qué), deciden que si su vida estuviese en la tele sería un bombazo, así que ni cortos ni perezosos la plantean a un Equipo de Márketing (se llama esto a cualquier cosa) y efectivamente, eligen a unos personajillos lo más parecido a los originales (pero estos ya empandados en estado natural, ya que en público no podría consumir ninguna sustancia... si falla o fallase se les atiborra de alcohol y punto) y allí los dejan viendo como hacen el payaso ya que les ponen diversas pruebas para el muy probable caso de que no tengan nada mínimamente interesante que hacer.

Inexplicablemente, tienen éxito. Entonces piensan, "haremos lo mismo en su máxima expresión", es decir, sobre la vida en una casa, luego en el trabajo, luego respondiendo a la preguntas del millón sobre qué te llevarías a una isla desierta, cómo se llevarán los obreros mientras construyen su propia casa y cuando ya esto deja de atraer interés (alucino con que lo atrayese el algún momento), pasan al “plan B”: vamos a poner a famosos a hacer el gilipollas, porque si uno tiene poco con ver a desconocidos, lamentables aspirantes a la fama, pues peor aún es ver a famosos en el fango, porque inevitablemente vienen a la cabeza sus momentos estelares y además esto les catapulta de forma directa a esas terroríficas “tertulias” casi para el resto de su vida, en la que la afonía es el premio y el saber no tener nada que hacer en la vida es el medio.

¡Por favor!, ¡si les han puesto hasta patines!. De verdad, es el truco más viejo del mundo llevado a cabo por los circos, que antes tenían la genial idea de ponérselos a los osos (no sé qué pensará Green Peace al respecto... sobre el tema de los osos, no el de los famosos... que también).

¿Y quién lo padece? Para empezar mi bolsillo, no voy a ganar para películas. La audiencia que entre otras lo que pierde es oído y gusto. La sociedad que se apropia de la cultura de la “chillido discusión”. El cerebro que se reblandece. Los valores como el amor propio, que desaparecen... la vergüenza ajena que se engrandece.

No se conocen buenas películas, ni hablar de directores, sólo conocidos en selectos círculos en extinción. Ni libros, ni escritores, ni música, ni se sabe de actualidad (¿probamos con los nombres de algún ministro?). La Inversión en Educación y sueldos, los mismos que hace 10 años, pero nada, nada, mejor veamos cómo patinan...

Y todo esto lo pienso porque hoy no quería bajar al bar, pero ayer no hubo forma de conseguir ver una película decente en ninguna cadena.. (¡¡¡ yo también soy audiencia !!!) y ahora me veo en el trabajo sola y pienso que tal vez me ganase un sueldo extra para alcanzar el de los niveles europeos si dejase la cámara web conectada y la gente entrase en una página para ver la fauna con la que trabajo... pero creo que llego tarde, también esto lo han hecho.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

·La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la televisión, voy a la biblioteca y me leo un buen libro.

(Groucho Marx)

Gatopardo dijo...

No será que el interés del público mengua y los productores y ejecutivos de televisoras tienen que recurrir a medidas cada vez más desesperadas (morbo y sexo, por ejemplo) para mantener cautiva a su audiencia???

Me recuerda también mucho a lo del tratado de Kyoto, de cómo se usan argucias para eludir la realidad. Después de todo, ¿Quién quiere ver las últimas invasiones norteamericanas cuando la actriz Fulana de tal va a atener sexo con el Actor de Pacotilla en vivo esta noche por el Big Brother?

Maullidos de Protesta

Unknown dijo...
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Unknown dijo...

Sólo comentarle que si usted maúlla, yo rujo de vuelta a la biblioteca. ;)

Menos mal que quedan espacios como el suyo en los que refugiarnos.

Oleadas de besos protestones.

Anónimo dijo...

Por supuesto que cada uno es libre de elegir el botón que más le guste de su mando a distancia; leer revistas de las llamadas "del corazón", o algún buen libro que caiga en nuestras manos; escuchar música de Cheyenne(no se si se escribe así), o a Bob Dylan (por poner algún ejemplo).
Es fácil, pero no queramos imponer nuestros gustos a nadie (no lo digo por usted).
Casi todo es válido, y desde luego la audiencia no son borregos. Igual de soporífero es ver un reality show, que una de las que llaman buenas películas(pongamos Casablanca, no he visto una película más mala en todos los días de mi vida), o ver un programa de Sanchez Dragó (escritor español, sale en telemadrid)echándose flores a sí mismo ¡¡¡¡¡¡¡ABURREEEEEEEEE!!!!!. Y no digamos los salvadores del mundo, Greenpeace, mucho habría que hablar y discutir sobre ellos.
Lo cierto es que cuando llegas a casa después de un día de trabajo, has leído la prensa, has visto las noticias y te has informado, lo que menos necesitas es darle vueltas a la cabeza, y nada mejor que un reality de esos.
Sólo digo que cada uno elige, y todo es bueno. El hecho que veas ciertos programas no creo que cambie tu forma de pensar o de actuar en la vida.........me cuesta creer que fuera así. Habrá gente que lo que a usted le parece bueno, a ellos les parezca que no es así y viceversa.
No hay una regla fija para nada, ¡Válgame Dios, qué no es así!, en la diversidad está el gusto. ¿Pensar y opinar todos igual?, de pensarlo tiemblo.
Saludos cordiales (parezco a José María García...jajajja)

Unknown dijo...

..Ciertos croares me son muy familiares..

Anónimo dijo...

La leo hace tiempo y a veces le he comentado. Si le moleta que lo haga, me lo dice y recojo mis letras y marcho. Un saludo.
P.D. para mi pesar, soy croadora (menos mal que vivo en España y me llamo ranita, que me he enterado que en el otro lado del charco es otra cosa.....josuuuuuuuuuu, y yo sin sabwerlo hasta hace poco).

Unknown dijo...

*Estimada rani, no discuto que cada cual se bautiza como le place, ahora, si su croar me parece familiar es otra historia.

Respecto al tema que nos atañe, comentar que no sé si se ha dado cuenta, pero defiende exactamente lo que yo digo: poder ver lo que le apetezca a cada uno con un mínimo de flexibilidad en el momento (no necesariamente a horas de la madrugada).

Claramente mi reivindicación viene motivada por lo monotemático de la programación, que en mi caso, encima aborrezco.

Suerte que tienen los que pueden disfrutarla, pero como digo "yo también soy audiencia" y como usted dice, "para gustos los colores", aunque yo sigo esperando que den un poquito más de colorido al monocromo.

Anónimo dijo...

En fins....cierto lo que dice, pero tan aburrido es una cosa, como la otra....busquemos el término medio, o dejemos que la gente vea lo que le de la gana (creo que es lo que hace, ¿no?).
Sí, por más que me besen seguiré siendo rana. Saludos.

Unknown dijo...

*Temo (?) que esta marea seguirá su propia corriente..