Me casé con un sapito.
Yo buscaba un ilustre y noble príncipe, porque para eso me habían educado, así que estuve caminando largo de charca en charca.
No había visto en mi vida a ninguno, pero me habían comentado que se encontraban allá por un maleficio que les echaron distintas brujas en distintos lugares. Bien, pues yo no sabía si estaban todos juntos o si habían reunido en una convención de príncipes encantados o qué se yo, esa parte no venía en los cuentos.
Así que ni corta ni perezosa me puse unas altas botas de pescar para andar por los lodazales intentando encontrarle convencida de que le reconocería por su croar.
Y así fue como conocí a mi sapito, lo saqué de la charca y le di un buen baño. Pensé que la falta de buenas costumbres podía haberlas olvidado por culpa de ese maleficio, que tal vez no sólo afectase a la apariencia, así que puse mucho empeño en que las recordara.
El caso es que pensé que conseguiría librarle de aquel hechizo. Pero pasó el tiempo y me di cuenta que no cambiaba.
No sé muy bien si me di cuenta cuando croaba, cuando me daba sus besos de sapito, cuando me abrazaba con sus patitas de sapito o cuando chapoteaba en el barro tan feliz. Y a mí, verle feliz me alegraba.
El caso es que cuando le dije a mi sapito, que aunque no me importase, yo creía muy importante que él supiese que no era un príncipe encantado, sino que era exactamente lo que parecía, un sapito.
Él se rió, me miró y con su vocecita sapil, me dijo, "amor mío, si es que tú eres una rana".
Mareablanca.
8 comentarios:
Bonita historia, quizás todos nos montamos nuestra película acerca del mundo y las cosas que nos rodean y nunca nos paramos a mirarnos a nosotros mismos. Al fin y al cabo, buenos o malos, no somos tan diferentes unos de otros. Todos tenemos ancas y somos batracios. :)
Hasta pronto, un abrazo!! ;)
P.D: me viene a la cabeza una cita anónima que leí: "La estupidez sólo entiende de frases cortas firmadas por nombres ridículos"
*Tormentas de Maíz, jajajaja
Desde luego una de mis mejores cualidades es ser mujer, definitivamente si eso conlleva ser cursi, será un honor.
Claro que, tal vez no estaría de más leyese usted algo más ante de dar una opinión tal vez precipitada.
*Querido Arty, ciertamente a veces parece increíble el abismo que existe entre "lo que somos" y "lo que creemos ser". Y los guantazos que podemos llegar a darnos cuando nos damos cuenta de la realidad.
*Oleadas de besos de anfibio a ambos.
Sé mucho yo de esas "transformaciones" que convierten la realidad en algo que no existe.
El comentario del que habita en los maizales me parece, cuanto menos, desafortunado. Y triste.
Espero y deseo tus besitos anfibios.
Besitos batracios
*Querido Alf, el de los maizales no habita, les "tormentea", porque "atormenta" seguro que no es el término.
Respecto al tema que del cuento, creo que más que transformar, es un descubrimiento del entorno y de la propia persona sobre "lo que siempre ha sido", en el agua o fuera de ella.
Tú realidad es la única tangible.
Oleadas de besos de rana. ;)
Me encantó...
¡Cuanto me gustan los cuentitos de ranitas!
Mi preferido: El de la ranita y el escorpion
*Querido Nene,
Me alegra que le guste mi cuento. Son éstos días especialmente "tontos", como las ideas de la ranita del cuento. ;)
No conozco el cuento de "la ranita y el escorpión", espero que me lo cuente algún día!
Oleadas de besos.
Hace tiempo que me lo contaron, no se si fue mi padre o mi abuelo, o quiza ninguno de los dos. A lo largo del tiempo he oido varias versiones. Aqui te acomodo una de ellas mas o menos como la recuerdo:
EL ESCORPIÓN Y LA RANITA
Érase una vez que se era, un lindo escorpión. Un escorpión negro y de erguida cola, se podría decir que cuando uno piensa en como es un escorpión la imagen que le vendría seria exactamente la imagen que este escorpión exhibía.
Este escorpión era un escorpión viajero, y recorría los diversos parajes con los que se encontraba feliz y curioso. Un día en uno de sus muchos paseos se encontró con una gran extensión de agua que parecía bastante profunda. Contrariado miro hacia ambos lados y vio que le sería imposible franquearlo. Mientras maldecía su suerte, vio que en el agua aparecía chapoteando felizmente una linda ranita.
El escorpión la llamo,-Ranita, ranita-
La ranita paro de nadar y a una distancia prudencial le pregunto -¿Si? ¿Qué queres?-
-Mira ranita, tengo un problema, yo no se nadar y necesito pasar al otro lado. ¿Tú podrías cruzarme?
-¡Pero que dices! ¿Acaso crees que no se que eres un Escorpio? ¿Y que si dejo que vayas encima de mí en cuanto me ponga a nadar me picaras? ¡De ninguna manera!- Replico la ranita.
-¡Pero que decís, ranita! No ves que eso es absurdo. Yo no se nadar, y si te pico cuando este encima de ti, claro que morirías y te hundirías, pero yo me hundiría y moriría con vos. ¿Como voy a picarte sabiendo que con eso moriría yo también?-
-La verdad es que visto así, tenes razón. No hay problema entonces. Subí –
El escorpión subió al lomo de la ranita y la ranita se puso a nadar rumbo al otro lado.
Cuando la ranita llevaba más o menos la mitad del camino hecho, y quizás en lo más profundo del lago… El escorpión irguió su aguijón y lo bajo con fuerza clavándoselo a la ranita.
La ranita miro asombrada al escorpión y mientras sentía que la parálisis se apoderaba de ella, alcanzo a decirle:
- ¿Que has hecho? ¿Pero por que? ¡No es lógico! ¡Ahora morirás vos también!
El escorpión mientras se hundía también, le contesto serenamente:
- No es una cuestión de lógica. Simplemente, no pude evitarlo. Soy así… ¡ES MI CARACTER!
Glubs!
Como diría mi madre.. "el que nace barrigón, buena gana que lo fajen".
;)
Gracias por el cuento. Espero seguir leyéndole pronto.
Oleadas de besos.
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