viernes, abril 20, 2007

Construyendo el camino


  • No era más que un muchacho cuando comenzó a abrirse paso entre la maleza creando ese sendero.

Siempre llegaba a la escuela con los pies cubiertos de barro y con las mismas, de regreso llegaba a casa, para horror de su madre, con la ropa totalmente enlodada , dando aspecto de sucio y desarrapado.

Por más que le riñeran o increparan a que siguiese el camino marcado, el que seguían el resto de los muchacho, él no podía hacerlo. No sabía explicar por qué, pero seguía yendo por entre los matojos del sendero, abriendo el suyo propio. No podía explicar su obstinación.

Mucho tiempo fue el que siguió su instinto siendo en uno de sus muchos y diarios viajes en los que cuando estaba atravesando aquel sendero, comenzó una terrible tormenta. No era la primera, pero esta vez se empapó hasta la médula y se resbaló con el suelo arcilloso, haciéndole patinar y tropezar con una piedra y caer sentado en el suelo.

Se sintió totalmente humillado y pensó por primera vez, que tal vez se estuviese equivocando y que debiera ir por el camino por el que iban los los demás. Con lágrimas de rabia y frustración en sus ojos, agarró con fuerza la piedra y se dispuso a arrojarla fuera de su vista lo más lejos posible, cuando oyó una tremenda carcajada proveniente de la orilla del camino.

Cuando miró, se encontró con una mujer que no podía contener tremendas carcajadas. Con gran indiganción preguntó, el por qué de su risa y ella sonrió y le respondió:

- Por tu falta de visión.

- No te entiendo, respondió el muchacho.

-Eso es. No ves más allá. Has decidido seguir tu propio camino, sin empequeñecerte por lo desconocido. No has sucumbido aún siendo este camino árduo e inóspito y no has consentido atender a las razones de aquellos que te indicaban el que ya está abierto y de suelo más llano. ¿No es así?

- Sí, y ahora caigo, y tú que eres la única que me ves, te ríes de mí.

-No es de tí, te digo que es por tu falta de visión.

Encuentras una única piedra y tropiezas con ella. Si la arrojas fuera de tu camino no recordarás que podrás encotrar más y dejarás de tener cuidado para no resbalar con otra. Entonces habrás caído para nada.

- ¿Y qué es lo que me propones?

- Bien sencillo, utíliza la enseñanza que te ha transmitido.

- ¿Cómo?, no veo más que en el suelo mojado uno puede resbalar. ¿Qué es lo que no he visto? -volvió a preguntar el muchacho ya algo más apaciguado.

- Presta atención mi querido muchacho: Construye sobre ella tu camino.

Mientras la lluvia seguía cayendo sobre el pequeño, empapados su pelo, su ropa, sus manos. Asió con mayor fuerza aquel dichoso guijarro y lo aplastó contra el suelo arcilloso. Incrustándola para en el camino, para poder verla siempre de paso y no olvidar que habría otras que podrían hacerle perder el equilibrio.

Cuando alzó la vista, sólo alcanzó a ver a la anciana que desaparecía cantando por otro sendero que también parecía estar entre la maleza. Le dió las gracias con un grito.

Sonriendo bajo la lluvia, puso sus pies sobre aquella primera piedra evitando llenar sus zapatos de barro, se sintió feliz y fue la primera, porque así hizo con todas las piedras que fue encontrando en el camino. Estas piedras evitarían que se manchase nuevamente, evitaría tener que abrir nuevamente el sendero peleando con la maleza cada primavera, podría crear un verdadero camino además de seguirlo y no perderlo, si en algún momento quería hacer un alto.

Y así el surco se convirtió en sendero y este en un ancho camino. De hecho, una vez casi construido, no esperaba a encontrar las piedras, si no que las buscaba para poder completar ese suelo empedrado que desde hacía años había construido y que ahora utilizaban el resto de los niños.

6 comentarios:

Gatopardo dijo...

En Filosofía del Diseño, (en verdad extraño ese libro, aparentemente descontinuado) Vilém Flusser menciona como actividad del diseño el volver a los obstáculos contra sí mismos, aprovechando su potencial, en vez de ser obstruidos por ellos. Éste es un ejemplo de cómo hacer del Diseño un estilo de vida, algo que en lo personal he querido hacer.
Le agradezco esta historia.

ronroneos

Anónimo dijo...

Muy buen relato, señora marea.
Saludos.

Gatopardo dijo...

Tengo la impresión por algo que leí alguna vez... no había podido volver, espero no sea muy tarde, pues quiero felicitarle y expresarle mis mejores deseos. Si estoy en lo correcto usted me lo dirá.

Unknown dijo...

*Mi querido Gatopardo,

¿Qué decirle?, esta marea llega siempre contra las olas... pero desde hace ya tiempo, no choca, sino que erosiona y las hace suyas, convirtiéndolas en fina arena.

... y gracias mil por su felicitación. Prodigiosa esa memoria felina!!!. No deja usted de sorprenderme ...

Oleadas gatunas de besos...

=^_^=

*Querida Rani,

Gracias por sus visitas y comentarios.

* A ambos, oleadas de besos y decirles que me alegra saber que ha gustado.

Adrià dijo...

Marea creo que la moraleja con la que nos regalas hoy es de lo mejor y me llega en muy buen momento!.

Muchas gracias y disculpa las ausencias que son obligadas…

Unknown dijo...

*Querido Adriá,

Sea siempre bienvenido, son siempre bien hayados sus comentarios...

Me alegra que a usted también le haya gustado y qué decir si además le pilla a tiempo!!

Oleadas de besos.