sábado, junio 21, 2008

Agua turbia



Otro vaso y nuevamente reviso el final de la barra. Reviso la puerta, con la fuerza de quien aún habiendo sido diagnosticado inmóvil, trata aún así, mover algún miembro. Nadie llega. Nada nuevo.

Creo que ya toca el tiempo del cambio, ya cumplí mi misión, debe llegar ahora mi sustituto. No quiero seguir aquí, desgraciadamente para mí no hay ningún movimiento. Bebo agua turbia. Respiro aire de desaliento.

Todavía recuerdo cuando llegué y esta misma mirada ansiosa por salvarse se volvió hacia mí con una radiante felicidad, que entendí como bienvenida. No podría haber imaginado que fue por haber encontrado una víctima. No imaginé que fue ante la esperanzadora idea de ser libre. No lo entendí. Me había mirado a mí y yo sucumbí. Aprendí los movimientos, a seguir el paso y por supuesto, creí superar con creces a mi maestro. Su estrategia funcionó y le pedí tomar asiento.

Me quedé con su vaso maldito, lleno de rencor, dolor y sufrimiento. Durante todo este tiempo lo estuve bebiendo pensando que así se acabaría la estancia en este particular infierno. Pero he descubierto con el tiempo, que la única forma de acabar con esto, no es bebiéndolo, sino cediéndolo y que el que lo recoja lo haga de forma voluntaria, como hice yo en aquel momento.

Por fin la puerta se abre y lo veo. Tengo al perfecto candidato, perdido, cansado, sediento… pienso que no es justo, como no lo fue que me entregasen a mí este cetro en este lugar de desencuentro.

Cuando echo la vista atrás, en un último movimiento reflejo, observo que nadie se percata del engaño, yo no soy quien mantiene ese maldito vaso tratando de averiguar en cada trago el motivo de estar allí perdiendo el tiempo.

Nadie se da cuenta de que mi sustituto está ahí, ocupando mi lugar, porque ahora es él quien pretende verdaderamente ser yo y yo le dejo. Sé perfectamente que en un breve período de tiempo, deseará ser yo, no el que estuvo sino este que ahora abandona aliviado este puesto.

Ahora sé que se cree fuerte en su nueva posición, seguro, con el poder de quien se siente eterno, no sabe hasta qué punto es cierto. Cretino prepotente. Otro pobre necio. Bueno, así será más fácil, ahora no lo siento.

Me dirijo a la puerta, la abro y por fin, respiro aire sereno.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra volver a leerla y que respire ese aire sereno que creo que nos viene bien a todos.
Vuelven las dos Mareas.
Saludos.

Unknown dijo...

Querida Rani,

En realidad siempre estuvieron, tan sólo se desperezaron... :)

Feliz me encuentro con los nuevos aires, tranquila, reposada y serenea se encuentra esta marea.

Agredezco sus cometarios y, como siempre, un placer leerla.

Gatopardo dijo...

Me esta usted instando a cuidar de la gente extraña en los bares. Sobretodo cuando regalan bebidas...

Que bueno que anda por aqui.

ronroneos

Unknown dijo...

*Querido Gatopardo,

Estoy convencida que a usted no podrían engañarle. De hecho, me arriesgaría a señalar, que usted sabe la fórmula del brebaje.. tal vez hasta la inventó y distribuyó por los bares...jeje

Oleadas de besos