martes, noviembre 21, 2006

El mundo de Diógenes

~Otro mundo~
M. C. Escher

“Síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades.

Suele darse en ancianos con cierta tendencia al aislamiento, aunque también intervienen otros factores estresantes de la edad tardía como las dificultades económicas o la muerte de un familiar, y sobre todo, la soledad.La posición socioeconómica no protege de su aparición, ya que se conocen casos de personas que padecían el síndrome que poseían títulos universitarios, con un alto nivel económico y carreras profesionales brillantes”.


Ahora tumbado en un sucio colchón desnudo, miraba extrañado a su alrededor. No podía recordar el comienzo de aquello. No podía recordar el comienzo de nada. No podía recordar ningún comienzo.

Movió ligeramente la cabeza sólo para alcanzar con la vista algo que le revelase el por qué de aquel estado y fijó su vista en la primera figura que estaba más próxima, justo a la altura de sus ojos... parecía porcelana, tal vez un jarrón. Sus ojos permanecieron fijos en él, concretamente en una grieta casi imperceptible, como la que padecía la memoria de su pasado.

No poder recordar el momento de su adquisición, tal vez la encontró.. no, recordaba un viaje, un joven apuesto, lo compró para ella en una carísima y lujosa tienda de antigüedades. Sí, algo recordaba. Y nuevamente una bruma.

Un destello. El de aquel broche, lo recordaba sujeto en su cabello, en el de ella. Lo había guardado recelosamente, para mantener su recuerdo. El reflejo de la luz en aquel espejo. La niebla volvía a concentrarse en sus pensamientos. Un libros, las cartas, su inciensero.. todos amontonados, todos secuestrados en esa habitación. Se volvían nítidos unos segundos, hasta que el dolor se empecinaba en emborronar nuevamente los lamentos.

Un rebelde rayo de luz cruzaba el cuarto. Recuerda. Un haz de polvo hasta aquel espejo y volvía a ver suciedad, partículas que flotaban eternamente estancadas en pleno vuelo. No podía recordar cómo había acabado en aquello.

Sabía que no había querido olvidarla y había tratado de mantenerla viva atesorando todos esos objetos. Había convertido su casa en el cementerio de los recuerdos. Tantos años en ese mausoleo le habían convertido en el guardián del mundo del recuerdo de los muertos.

No podía abandonar aquel lugar, porque nadie más que él la recordaba. No le faltó valor para seguir, únicamente tomó la decisión de embalsamar su vida para permanecer siempre juntos. Y por fin, cualquier cosa que se lo recordase acabó por almacenarse creando nada más que suciedad en los recuerdos, confusión en su memoria. Y así fue como le encontraron momificado en sus sueños.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario. Disculpa el abandono en mis comentarios a tu blog...pero no han sido unos día fáciles. Ahora me encuentro en condiciones físicas y psíquicas de retomar mi actividad casi normal.

El relato de tu post es realmente bueno. Conozco algún caso de personas encerradas en sus recuerdos y objetos.

En verdad es lo único que nos queda al final de nuestras vidas... lo veo en mi madre, con sus 90 años. Ella y sus recuerdos. Ya no tiene futuro, según ella.

Un abarazo afectuoso.

Anónimo dijo...

Las enfermedades mentales de los ancianos es muy duro...mi madre sufre de alzheimer y también ´tiene rastros de este sindrme...bueno es la vida...una cadena a veces...un beso

Anónimo dijo...

Hermosas letras nos obsequias hoy. ¿sabes que me gusta leerte? Cuando nos regalas algo de poesía, alguna reflexión etc.

Siempre un placer leer preciosa.

Anónimo dijo...

No se puede vivir de recuerdos, porque refugiarse en ellos es huir de la realidad y ese extremo es peligroso.
Un relato fantástico, envuelve su crudeza en bellas palabras.

Gracias por pasar a comentarme. Confieso que mi torpeza cuando andaba trasteando en la sección ha hecho que borrase involuntariamente tu mensaje. Mil disculpas.

Besos

Alfredito dijo...

Una de las pocas cosas que pedí al separarme fue la propiedad de mis libros. Así figura en el convenio. Menos mal que también se hace constar que los retiraré cuando pueda. Lo he ido haciendo poco a poco (aún quedan unos 1000/1200)y los he ido repartiendo metidos en cajas por varios lugares: en la casa que vivo ahora, en la casa del pueblo, en la casa que mis padres tienen en Barcelona, en el colegio... No hace mucho me llamó mi madre y me dijo: "Hoy he llorado mucho al ver las cajas de tus libros. He pensado, mira, la vida de mi hijo en cajas."

Besitos vagabundos.

Anónimo dijo...

Un ego demoniaco, los tragos, una mujer, un cuarto subterráneo para estar lejos de Dios, la cara finísima de mi soledad, el mapa de mis vidas, el portavelas para alumbrar. Tengo secretos sin revelar y como un Anticuario los guardo en el corazón. Viene Dante a darme quehacer: salir a las calles; buscar un amor, mi planta de luz mis ganas de ser; una razón por simple que sea con tal de no cortarme las venas...

el anticuario - real de catorce

ronroneos

Unknown dijo...

*Querido Lobo, no hay nada que agradecer por su parte y nada que disculpar por la mía: las visitas las hago encantada con la esperanza de que si ustedes lo hacen, sea con tiempo y ganas. Por supuesto, sin obligaciones.

Me alegra saber que ya está mejor y algo más recuperado. Tómeselo con paciencia y deje que le den mimos y cuidados, hay que saber darlos y recibirlos. ;)

El futuro existe siempre que exista el segundo siguiente, en nuestras manos está aprovecharlo.

*Querido Fernando, las enfermedades desde este tipo condenan a las personas a vivir en un pasado eterno. Si este pasado fue bueno, tal vez no sea una tortura, excepto para los que les rodean. Lamento mucho que su madre padezca esa enfermedad.

*Querido Ixchel, me alegra que le gusten mis relatos. A mí me gustan sus visitas y sus amables palabras. ;)

*Querida MDM, para evitar el peligro, sólo hay que recordar que los “amontonadores de recuerdos” viven en su presente del olvido y no dejarse atrapar. ;)

Respecto a que ande usted borrando mis comentarios ... jajajaja no se vaya a preocupar, no necesito leerme en todo lugar, me valdrá con que usted recuerde que lo hice. Si me lo permite, volveré a pasar.

*Querido Alfredito, discrepo cariñosamente con su madre: la vida sólo está en cajas una vez que se la entierra aproximadamente a metro y medio bajo tierra y si nos mantienen en la memoria, ni esta caja nos encierra.

*Querido Gatopardo, grata sorpresa su regreso. No conocía canción ni grupo. Pondré remedio a ello. Muchas gracias por mostrármelo. Ya le diré qué tal me suena. ;)

* A todos oleadas de besos y les dejo una frase que llegó hoy a mí por casualidad:

“ Quien controla el pasado, controla el futuro.
Quien controla el presente, controla el pasado”.
G.Orwell, 1984