miércoles, julio 20, 2005

Desaparaciones

Ay! Sres., permítanme que les cuente lo que he descubierto este fin de semana.

El asunto llevaba ocurriendo desde hace algún tiempo, pero la verdad es que no me preocupé demasiado, porque no me producía ninguna molestia.

Un día, hace algunos años, me desperté con una sensación extraña, como toda sensación extraña que se precie, no conseguí descubrir qué era y la achaqué a una resaca. No recordaba haber hecho nada raro que justificase esta situación y tras no poder clasificarla me levanté y me atreví a asomarme al espejo, no había nada raro, todo parecía seguir en su sitio... sería algo interno?... pulmones muy perjudicados pero en su sitio, el hígado destrozado y así con el resto de órganos... concentrada en este reconocimiento, oí algo que me llamó la atención, un ritmo distinto originado en el corazón... pero estaba ahí, parecía el mismo.. y entonces lo entendí: alguien había robado mi corazón y había puesto otro falso en su lugar.

El caso es que este nuevo y falso corazón funcionaba y pronto me acostumbré a su nuevo ritmo. Este pequeño robo pasó a ser anecdótico, un curioso acontecimiento que no trascendió más en mi vida y se volvió un recuerdo borroso.

Hasta que otra mañana desperté con la misma sensación, esta vez descubrí que habían robado mis piernas, éstas ya no me obedecían como acostumbraban, pero los nuevos caminos por los que me llevaban tenían otro encanto y les dejé que me los mostrasen. No volví a pensar en las originales.

El problema empezó en el momento que empezó a plantearse esta situación como algo cotidiano, ya que poco a poco, casi cada mañana, iban desapareciendo todos las partes de mi cuerpo siendo sustituidas por réplicas de extraordinario parecido y empecé a estar secuestrada en otro cuerpo, como el mío, pero con autonomía de movimiento.

Permanecí mucho tiempo alerta por las noches intentando averiguar quién podía ser el culpable de semejantes cambios, hasta estuve una temporada sin dormir con un insomnio acusado. Pero nada.

Todavía me quedaron las manos y el cerebro, que durante algún tiempo me permitieron comunicarme con ustedes a través de este blog, pero ocurrió lo inevitable, también desparecieron y sus sustitutos no me permiten mantener mucho más el contacto.

Y el este fin de semana, por fin descubrí qué estaba ocurriendo, algo despertó en mi un singular recuerdo: una noche de borrachera había decidido que mi verdadero corazón me estaba dando demasiados problemas así que decidí cambiarlo por uno que siguiese otro ritmo, mejor el de la amistad que parecía más fiable. Otra noche fueron mis piernas las que se empecinaron en buscar al verdadero corazón y no tuve más remedio que escoger otras que no me hiciesen caminar tanto en busca de algo que yo ya no recordaba dónde había escondido. Y así sucesivamente, noche tras noche, alguna parte de mi cuerpo desertaba de mí: mis pulmones decidieron no respirar a otro compás, hubo que cambiarlos; mis ojos no querían ver más, escogí unos a juego con la nueva visión que tenía ante mi, los dedos de mis manos empezaron a escribir para expresar lo que mi nueva boca no quería decir y bueno, el resto es de imaginar.

Entenderán que una vez que me levanté con este recuerdo en algún momento del fin de semana, haya decidido dedicarme a la búsqueda de todo lo que verdaderamente ha formado parte de mí y abandonar esta réplica de mi persona. Voy a empezar por el origen de todo, voy a comenzar buscando mi corazón, por que sé que no pude esconderlo muy lejos y sé que una vez que lo encuentre, el resto de mí vendrá en mi búsqueda.